¿Por Qué Duele Tanto un Corazón Roto?

Y bien, esto es algo que escribí hace algunos meses. Lo he titulado "¿Por Qué Duele Tanto un Corazón Roto?" y es una serie de reflexiones sobre qué puede sentir alguien en esa situación.

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¿Por Qué Duele Tanto un Corazón Roto?

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Siempre me pregunté por qué los corazones rotos duelen tanto.

Nunca encontré una verdadera respuesta, más que las lágrimas de hielo que han salido de mis ojos.

Lágrimas de hielo que castigan mi rostro, como estrellas fugaces impactando la luna.

Veo la luna, tan fría y serena, nunca amada, y jamás tocada con afecto por astro alguno.

Cometas que miles de años atrás la habrán golpeado cruelmente, marcándola, deformándola para siempre.

Triste y solitaria, vista por los rayos del sol, que la señalan y la degradan, y le hacen creer que la luz la puede maquillar para cubrir sus cicatrices...

Pero no son más que susurros incoherentes. Falsas esperanzas que la desgastan día con día y noche tras noche, sin misericordia alguna y que la tornan en un vasto desierto.

¿Cuánto habrá llorado la luna, que sigue triste, y ya no llora?

Como un corazón de piedra, con dos caras, una de luz y otra de sombras, pero inherte.

Siempre me pregunté por qué éstas lágrimas son tan frías.

Y me dí cuenta que no eran lágrimas, sino hielo que rodaba por mis mejillas.

Y no encontré otra respuesta más que sentir mi corazón desolado, que se torna frío y más frío. Se congela y se destroza al tocarlo.

Y sus fragmentos son tan pequeños, tan afilados y tan fríos, que es imposible juntarlos.

Se esparcen por todos lados y cortan tejidos, y matan células, y congelan órganos. Destruyen todo, comenzando por la mente.

Y son tan numerosos como las estrellas mismas, lejanas unas de otras. Se separan constantemente, hasta que de súbito y en forma puntiagudas navajas de hielo, son expulsadas por los ojos, que, antes de quedar ciegos, las observan con dolor perderse en el vacío.

Siempre me pregunté por qué muere el alma.

Tanto duele un corazón roto, que pareciera matar el alma.

Y es el alma misma la que llora esas lágrimas de hielo, y se convierte en piedra, y se congela.

Pero a diferencia del corazón, el alma no muere, sino que sufre. Eternamente, hasta desquiciarse. Y lenta se retrae para no ser vista.

Y se torna oscura para esconderse entre las sombras, que, alguna vez, en tiempos remotos, también fueron almas. Y sufren. Y sufren juntas, y seguirán sufriendo olvidadas por el tiempo.

Siempre me había preguntado cómo un corazón roto inspiraba tantas palabras.

Y fue entonces cuando sucedió, y hallé la respuesta por mí mismo y para mi eterna desgracia.

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C'est tout.

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